domingo, 31 de agosto de 2014

Transformar para adaptar, adaptar para incluir: Una mirada psicoeducativa a la educación inclusiva

Onrubia, J. (2009) Transformar para adaptar, adaptar para incluir: una mirada psicoeducativa a la educación inclusiva. En C. Giné (coord), La educación inclusiva. De la exclusión a la plena participación de todo el alumnado. Barcelona: Horsori.

Por Carmen Paz Soto R.

 Síntesis del texto

Desde los años 90’ la educación inclusiva  ha ido cobrando protagonismo, desplazando el foco de atención desde las necesidades y dificultades particulares de los alumnos hacia las barreras que los contextos educativos imponen para la participación, desarrollo y aprendizaje de todos los alumnos.
En este contexto, se busca presentar algunos conceptos y principios psicoeducativos respecto a la educación inclusiva, los cuales pueden servir a una mejor conceptualización y comprensión de la inclusión para la elaboración de instrumentos de apoyo que permitan una transformación y mejora de escuelas.

              I.     Una concepción interaccionista de las diferencias individuales y su relación con el aprendizaje escolar.

Se destaca la importancia del cambio del concepto de “necesidades educativas especiales” por el de “barreras para el aprendizaje y la participación”. Este último adopta un modelo social y no individual para explicar las dificultades en el aprendizaje y la discapacidad, como resultados de la interacción entre los alumnos y su contexto institucional, social, cultural, familiar, económico, etc.
Desde esta concepción interaccionista de las diferencias individuales, se entiende que las características personales no son fijas ni están predeterminadas, sino que pueden modificarse en base a factores intrínsecos y extrínsecos que se desarrollan en los contextos donde las personas participan y se desenvuelven. Adquieren relevancia entonces las actividades, roles y relaciones interpersonales que se experimenten en dichos contextos y también las ayudas o apoyos que de ellos se desprenden.
Esta perspectiva, inspirada en Vygotsky, destaca el carácter interactivo, contextual y socio-cultural del aprendizaje y el desarrollo de los seres humanos, el cual responde a un proceso complejo de construcción de capacidades mediadas socialmente.


        II.     La enseñanza adaptativa como instrumento para una educación inclusiva.

El autor señala dos estrategias que las escuelas han utilizado frente a la presencia de alumnos diversos. La primera renuncia a la idea de que todos los estudiantes puedan alcanzar los mismos objetivos de aprendizaje, por lo que se generan espacios alternativos según sus supuestas características y capacidades, por lo tanto, son excluidos del sistema. La segunda, plantea que todos los alumnos alcancen los mismos objetivos de aprendizaje, pero sin adecuar la enseñanza a ellos y realizando intervenciones específicas para que se adapten a las formas de enseñanza previstas por el sistema.
Dichas estrategias no resultan coherentes con los planteamientos de una educación inclusiva, ya que no permiten el derecho básico a tener una educación de calidad para todos. También asumen las características de la enseñanza por separado de las dificultades de aprendizaje, no tomando en cuenta las barreras que el mismo entorno escolar impone para el aprendizaje y la participación.
El autor plantea como propuesta para contribuir a la práctica de una educación inclusiva a la “enseñanza adaptativa”, la cual apunta a mantener objetivos y aprendizajes comunes a todos los alumnos (sin exclusiones de ningún tipo), mediante la adaptación de formas y métodos de enseñanza a las características que los alumnos presentan, entregándoles diversas formas de ayuda que sean flexibles en cuanto al tipo y momento del aprendizaje por el que estén pasando los estudiantes.
Se entiende entonces que el desarrollo de capacidades psicológicas, competencias, saberes e instrumentos culturales es un proceso mediado,  donde las prácticas educativas y la interacción con otros tienen un papel fundamental. Se deben crear contextos del aula capaces de apoyar y promover el aprendizaje de un alumnado heterogéneo, realizar ajustes que planteen nuevos y más complejos desafíos, entregando el soporte y apoyo necesario para que estos sean abordables adecuadamente. Por lo tanto, para dar una respuesta inclusiva a la diversidad del alumnado se debe combinar una macroadaptación (planificación curricular y organizativa) y una microadaptación (adaptación del proceso de enseñanza en el aula). Ambas son imprescindibles y se relacionan constantemente.

        III.    Centros inclusivos, aulas inclusivas: algunas características.

En este último apartado se destacan las condiciones, características y prácticas de ciertas escuelas que adoptan una perspectiva inclusiva. Entre ellas se destacan: un proyecto educativo global y compartido por todos los agentes educativos, asumiendo la diversidad como eje fundamental. La implicación, autoexigencia, responsabilización, práctica comprometida y reflexiva de los profesionales del área educativa. Un clima de aprendizaje favorable, una planificación coordinada y flexible a nivel curricular como organizativo. Un aprovechamiento de los recursos, del espacio, de las  diversas formas de apoyo entre los miembros de la comunidad educativa, una fuerte relación escuela-entorno, entre otras. Por otro lado, menciona condiciones de las aulas inclusivas como espacios de elaboración colectiva de conocimiento que permiten y fomentan diversas formas de participación, utilización del trabajo cooperativo entre alumnos, promoción de un aprendizaje autónomo y auto-regulado, entre otras.
Para finalizar, se reflexiona sobre la posibilidad de lograr una educación inclusiva, situación que constituye un proceso lento, complejo y difícil de llevar a cabo. Sin embargo, los cambios serán progresivos en la medida que se generen proyectos y medidas concretas que tomen en cuenta las condiciones iniciales de los establecimientos, sus particularidades y se aprovechen adecuadamente los conocimientos y experiencias de los miembros de la comunidad educativa.

 Comentario Personal

Para llevar a la práctica los principios y conceptualizaciones revisadas, el sistema educativo debería apostar por una transformación global de la escuela, dejando atrás la postura segregadora y excluyente que se ha enfocado (y muchas veces lo sigue haciendo) en la dificultades o necesidades particulares de los alumnos, dando principalmente respuestas técnicas a problemas sociales y de contexto. Lamentablemente nos enfrenamos a un sistema educativo que tiende a valorar negativamente la diferencia, eso conduce a la exclusión y la discriminación del que no se ajusta a la norma entendida como el promedio, relegando a los alumnos a espacios restringidos de aprendizaje y desarrollo, que acrecientan cada vez más esas diferencias. Sería óptimo que se respetaran y aceptaran las diferencias como enriquecedoras, generando un espacio inclusivo que esté en función de dar respuestas a la diversidad por parte de toda la comunidad educativa. Pues cada miembro es un factor relevante en la generación de conocimientos y aprendizajes que no apunten a la adaptación normalizadora, sino a la transformación e inclusión, que se comprenda que todos tienen necesidades personales y educativas diferentes que se deben potenciar para que todos aprendan, se desarrollen y sean partícipes de la cultura. 


 Citas textuales

“La educación inclusiva supone, en definitiva, una apuesta por la reforma y transformación global de la escuela y de los sistemas educativos, situando la capacidad de responder de manera no excluyente ni segregadora a la diversidad de los alumnos, y de promover el éxito escolar y la inclusión social de todos los alumnos, como eje de la calidad de la enseñanza” (Onrubia, 2009, pp. 50).

“De acuerdo con este modelo social, las barreras al aprendizaje y la participación se generan a través de la interacción entre los alumnos y sus contextos, entre las personas y las políticas, instituciones, culturas y circunstancias sociales y económicas que afectan sus vidas” (pp. 51).

“Este principio de adaptación, entendida como el apoyo sistemático al logro de objetivos comunes mediante formas de enseñanza diversas y flexibles, constituye, en la enseñanza adaptativa, el eje de la actuación educativa para todos los alumnos, y el criterio básico que debe presidir los distintos aspectos de la acción educativa escolar” (pp. 55).




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