Por Andrea Ahumada.
Síntesis del texto:
El
texto inicia con un primer apartado a modo de presentación en el cual se
establece la diferenciación conceptual entre dos enfoques actualmente
utilizados para definir aquello que es entendido como discapacidad intelectual (DI). El primero de ellos apunta hacia una
definición operativa, es decir, relacionada con la observación y medición, así
como con el diagnóstico y la clasificación. Es por tanto una definición en base
a criterios observables tales como limitaciones significativas y conducta
adaptativa, habilidades sociales y edad de presentación. El segundo de los
enfoques de la DI- y aquél desde el cual se posicionan los autores- ocupa una
definición constitutiva, entendiendo la
DI como un constructo en relación con otros constructos. La controversia
aparece entre los conceptos de Retraso mental y DI, siendo para el primero un defecto de la persona y,
por ende, una condición interna, mientras que la segunda se concibe como un ajuste
entre las capacidades de la persona y el contexto, siendo un estado de
funcionamiento. Sin embargo, pese a esta diferenciación, ambas conceptos
coinciden al definirse en términos de limitaciones en el funcionamiento humano
típico.
El funcionamiento humano es entendido como un término que abarca todas las actividades vitales e incluye estructuras y funciones corporales, actividades individuales y participación, en lo cual también influyen la propia salud y factores ambientales. En este sentido, las limitaciones en el funcionamiento son llamadas “discapacidades”.
El marco conceptual del funcionamiento humano consta de dos grandes componentes: 5 dimensiones (habilidades intelectuales o inteligencia, entendida como una capacidad mental general para comprender el entorno, dar sentido a la realidad y determinar caminos de acción; conducta adaptativa, entendida como el grupo de habilidades conceptuales, sociales y prácticas aprendidas por las personas para funcionar en la vida cotidiana; salud, definida por la OMS (1999) como un estado integral de bienestar biopsicosocial que puede afectar directa o indirectamente a las otras dimensiones de funcionamiento humano; participación corresponde a la actuación de las personas en la sociedad , y contexto, que describe las condiciones interrelacionadas en que las personas viven sus vidas a diario a nivel de micro, meso y macrosistema de interacción social) y una representación del rol que tienen los apoyos sobre este funcionamiento, siendo éstos ciertos tipos de estrategias y recursos orientados a promover el desarrollo, la educación, los intereses y el bienestar de las personas, y que repercuten en el funcionamiento individual. Los apoyos cuentan además con una base contextual –ecológica, habiendo necesidad de un equilibrio entre los individuos y su entorno, y una base igualitaria sustentada en el acreencia de la igualdad humana en relación a los derechos sociales, políticos y económicos. Ambos elementos cumplen un rol central para permitir una mejora en el funcionamiento humano.
La manifestación de la DI, por tanto, es resultado de la interacción entre todos estos elementos.
Comentario personal:
En
interacciones cotidianas es posible dar cuenta de que existe una comprensión
individual de la discapacidad intelectual, esto es, poniendo el foco en el
sujeto como portador de un problema que requiere un tipo de atención
específica. El enfoque multidimensional de la discapacidad presentado en el
texto ofrece una mirada alternativa, que permite pensar la misma situación como
un estado de funcionamiento y no como una condición permanente y condicionante.
Al tener una mirada multifactorial se tienen en consideración los elementos
sociales y personales, ambientales y contextuales que afectan a los sujetos, haciendo
perceptibles las complejidades que se
asocian a la Dique abarcan desde lo biológico a lo social. Una vez
identificados los elementos que interactúan e influyen es posible establecer
marcos de apoyo y acción a nivel macrosocial –como programas o políticas públicas-
destinados a mejorar el funcionamiento y el bienestar personal de las personas.
Reconocer la discapacidad intelectual como resultado de interacciones socioambientales y no focalizarla como un defecto del individuo per sé abriría el espacio para el cambio hacia una sociedad verdaderamente inclusiva.
Citas textuales:
“Un
enfoque multidimensional en la compresión de la discapacidad intelectual
describe cómo el funcionamiento humano y la presencia de la discapacidad
intelectual implican la interacción dinámica y recíproca entre habilidad
intelectual, conducta adaptativa, salud, participación, contexto y apoyos
individualizados.” (AAIDD, 2010, pp. 41)
“[…]desde
una perspectiva ecológica y multidimensional, y subraya el papel fundamental
que los apoyos individualizados desempeñan en la mejora del funcionamiento
humano” (pp.42)
“[…]
las personas con DI tienen derecho a un educación pública y gratuita adecuada,
a unos servicios basados en la comunidad y a no ser discriminados
exclusivamente por su discapacidad.” (pp. 49)
“la DI hace referencia a un estado de
funcionamiento específico que comienza en la infancia, es multidimensional y se
ve afectado positivamente por los apoyos individualizados […] contempla la
estructura y expectativas de los sistemas en los que las personas funcionan e
interactúan: micro, meso y macrosistema”
(pp.49)
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