domingo, 10 de agosto de 2014

La Equidad y la Inclusión Social

Blanco, R.  (2006). La equidad y la inclusión social: uno de los desafíos de la educación y la escuela hoy. REICE (4),3. Pp.1-15.  


Por Andrea Ahumada. 

      La situación de los países latinoamericanos se caracteriza por la existencia de sociedades fuertemente fragmentadas. Los altos índices de desigualdad presentes en la región aparecen como resultado de factores de origen tanto económico como político y cultural, lo que a la vez conlleva la existencia de altas tasas de exclusión. La educación es aquí planteada como un motor de oportunidades puesto que desde el inicio de la educación formal ésta va entregando las herramientas que los sujetos requieren para desenvolverse socialmente a futuro. Sin embargo, pese a la utilización de este enfoque y el aumento de la cobertura de los países en materia educativa, estas medidas no son suficientes si no se superan aquellos factores socioculturales que generan situaciones de exclusión.  

      Frente a las elevadas tasas de exclusión, discriminación  y las desigualdades educativas, surge el movimiento de la Inclusión en tanto que la educación no está siendo capaz de dar respuestas eficientes para disminuir estas situaciones. La Inclusión, contraria al concepto de Integración, plantea la necesidad de la adaptación de la enseñanza a la diversidad de necesidades educativas del alumnado  que son fruto del origen, intereses y habilidades de cada uno de los estudiantes. Por lo tanto, ya no son los grupos de estudiantes admitidos quienes deben adaptarse a la enseñanza disponible, sino que es ésta la que se adecúa a sus particularidades para facilitar su participación y aprendizaje. En este sentido, el objetivo central del enfoque inclusivo se relaciona con la transformación de cultura, la organización y las prácticas educativas de los establecimientos para atender a la diversidad.

      La autora  presenta los lineamientos fundamentales que persigue la educación inclusiva, planteando en primer lugar que ésta es, en esencia, una cuestión de derechos, pues aspira a hacer efectivo para todas las personas el derecho a una educación de calidad como base para una sociedad justa e igualitaria. Relacionado con lo anterior, se plantea en segundo lugar que la inclusión en educación vendría a ser un medio para avanzar hacia el desarrollo de sociedades más equitativas y democráticas. En tercer lugar, se habla de la aspiración a proporcionar una educación de calidad para todos, dando respuesta a la diversidad de necesidades de cada estudiante y por tanto pasando a una visión de la educación basada en la heterogeneidad.  Finalmente, se habla de la educación inclusiva como un medio fundamental para “aprender  a ser” y “aprender a vivir juntos”, es decir el ejercicio efectivo del derecho a la propia identidad, respetando a cada uno como es; se promueve la comprensión, aceptación y valoración de las diferencias del otro para considerarlo un otro válido y legítimo.

      Para finalizar el escrito, Blanco se refiere tanto al rol que cumple la educación especial dentro del enfoque inclusivo como al cumplido por los profesores en el desarrollo de este tipo de escuelas. Así es que, por un lado, el modelo de la inclusión demanda el avance hacia un sistema único de educación que sea más diversificado. La educación especial debería, bajo esta perspectiva, hacerse cargo  de atender las necesidades que requieren sus conocimientos y técnicas especializadas sin importar quien las presente. Sin embargo, el objetivo final apunta hacia la desaparición de los límites entre la educación común y la especializada, para que finalmente esta última cambie sustancialmente. Por otra parte, el rol de los docentes en atención a la diversidad demanda cambios profundos en la formación de éstos así como requiere un trabajo en conjunto con otros profesionales de apoyo para dar respuesta a la diversidad del alumnado. Tanto los docentes como los profesionales de apoyo debiesen colaborar en el análisis de los procesos educativos para identificar y promover  los cambios que se requieren para mejorar el aprendizaje y la participación de los estudiantes. 

Comentario personal: 

       La contextualización en el escenario latinoamericano y los elementos que intervienen a la hora de evaluar las brechas sociales y sus consecuencias, hacen necesario el planteamiento de soluciones que busquen eliminar de raíz las desigualdades, trayendo consigo la transformación de las sociedades dentro de los marcos de la equidad, la igualdad y la democracia. El planteamiento conceptual del enfoque de la Inclusión, poniéndolo en contraposición al de la Integración, permite vislumbrar una vía efectiva de transformación social en tanto busca trabajar con y a través de la diversidad a partir de la infancia, promoviendo el ejercicio de derechos y la aceptación del otro, así como también brindando las herramientas para el equiparamiento de las oportunidades a futuro. 


Citas del texto: 

[…] es preciso añadir el debilitamiento de la escuela pública en muchos países de la región como consecuencia de una creciente privatización y la presencia de mecanismos de regulación del mercado de la educación. La desigualdad entre escuelas públicas y privadas […] tiende a ampliarse en muchos países, especialmente en los más pobres, aumentando la brecha social y reproduciendo la estratificación y fragmentación presentes en nuestras sociedades.” (Blanco, 2006, pp. 2)

“las acciones han de estar dirigidas principalmente a eliminar las barreras físicas, personales e institucionales que limitan las oportunidades de aprendizaje y el pleno acceso y participación de todos los estudiantes en las actividades educativas.” (pp. 6)

“La educación en la diversidad es un medio fundamental para el desarrollo de nuevas formas de convivencia basadas en el pluralismo, el entendimiento mutuo y las relaciones democráticas. La percepción y la vivencia de la diversidad nos permite, además, construir y reafirmar la propia identidad y distinguirnos de los otros”.  (pp. 11)

“[…] la modalidad de formación centrada en la escuela como totalidad puede ser una estrategia muy válida para transformar las actitudes y prácticas educativas, y lograr que los docentes tengan un proyecto educativo compartido.” (pp.14)

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