Contreras, P. y Corbalán, F. (2010). ¿Qué podemos
esperar de la Ley de Subvención Escolar Preferencial? Revista
Docencia, 10, 4-10. En:
http://www.revistadocencia.cl/pdf/20100924104419.pdf
|
Por Pamela Cifuentes
Al analizar los mecanismos y algunos
resultados de la ley de Subvención Escolar Preferencial
(SEP), junto a la evidencia internacional de políticas parecidas se logra
vislumbrar las consecuencias que puede generar a nivel educacional.
La subvención preferencial sólo se entrega al comprometerse en seguir
ciertos mecanismos para mejorar el aprendizaje de alumnos prioritarios. La
escuela debe practicar un sistema de clasificación, incentivos y sanciones
ligados al resultado del desempeño estudiantil, que formule planes de
mejoramiento para incrementar el desempeño, que son orientados, evaluados y
aprobados por el Mineduc. También se debe rendir cuentas (Accountability)
de los procesos, gastos y resultados, para responsabilizarlos por el
aprendizaje obtenido. Finalmente adscriben al mecanismo de apoyo pedagógico y
administrativo detallado en la ley de Asistencia Técnica Educativa (ATE).
En casos internacionales la evidencia muestra diferentes campos de
transformación de la práctica pedagógica que no son, necesariamente, los
previstos por los que apoyan la Ley SEP. Al ser una política que sigue la
tendencia a la fabricación de mecanismos de centralización a distancia que
involucran el control y vigilancia de la institución escolar y sus docentes, es
comprensible que genere transformaciones como convertir la cultura escolar en
una cultura de auditoría, donde pueden ser estigmatizados por un sistema de
supervisión y autoridad jerarquizado, fomentando la recriminación y el traspaso
de la culpa. Provoca una autonomía distorsionada, pues los actores escolares no
deciden democráticamente lo que necesitan enseñar, solo se castiga o incentiva
el cumplimiento de metas impuestas externamente, generando uniformidad en la
oferta educativa, lo que es visto como mecanismo de privatización encubierto (traspaso
de alumnos de escuelas públicas deficientes a grandes empresas educativas). Las
políticas educativas basadas en pruebas censales externas no mejoran el
aprendizaje porque promueven el simple entrenamiento y reducen el curriculum de
lo evaluado, además de promover la selección pues la calidad pasa a ser
rendimiento escolar y en consecuencia la función del docente pierde autonomía,
lo que precariza su condición laboral y va en desmedro de las prácticas
creativas y críticas, transformando el vínculo con la escuela.
Los resultados preliminares de investigaciones en Chile confirman los
casos internacionales y otros particulares. Se ve una focalización en la
producción de evidencia que rinda cuentas, con su consecuente inversión de
tiempo docente y de la estigmatización por resultados SIMCE, y es el
castigo/recompensa lo que hace que los actores se sientan incentivados a subir
los puntajes lo más eficientemente posible (entrenamiento), esto no da cabida
al alumnado que no cumple con las expectativas. Hay ausencia de autonomía
que es mantenida por el sistema de administración municipal, cumpliendo con las
características propias de un mecanismo de privatización encubierto. Se hace
prácticamente imposible la diversidad educativa ya que el Mineduc orienta a la
focalización en áreas determinadas en vez de promover adaptaciones curriculares
pertinentes para cada escuela. Los docentes enfrentan un contexto fuertemente
tensionado, por la evaluación externa y el monitoreo sin retroalimentación adecuada,
además de la limitación de horas extras municipales que se usan principalmente
para entrenamiento, también por la flexibilización de la condición laboral,
pudiendo ser removidos o despedidos por el sostenedor y contratando a
honorarios a los ayudantes de aula y profesionales de apoyo (con baja
remuneración, sin vacaciones y con sobrecarga de tareas).
Por lo tanto es una Ley que no ha cumplido sus objetivos en las escuelas
con alumnos prioritarios, pues impone a los actores metas de rendimiento
determinadas de forma externa, lo que no provoca necesariamente una mejora en
las prácticas pedagógicas para incrementar y mejorar la calidad del
aprendizaje.
Comentario personal:
La Ley SEP, pretende entregar más recursos a alumnos pobres para así
mejorar la calidad de contenidos y aprendizajes con evaluaciones
permanentes orientadas a un mejoramiento continuo del desempeño de cada uno de
los actores, en función de las necesidades específicas de la comunidad escolar
y en contra de la segmentación. Lo que en la práctica no se ha logrado, más
bien ha complejizado las dinámicas pedagógicas y laborales, pues no genera
autonomía local, diversidad educativa ni igualdad de oportunidades. La
rendición de cuenta presiona a la escuela al punto de que las actividades se
orientan al cumplimiento de metas desde el entrenamiento en contenidos
específicos, lo que margina y estigmatiza a los alumnos con mayores
dificultades en la obtención de los resultados esperados, y a las escuelas con
bajos puntajes SIMCE, perjudicando la utilización de recursos y promoviendo la
exclusión. En el campo docente ha provocado una desprofesionalización y pérdida
de autonomía por la precarización laboral y el estrecho curriculum nacional
establecido, generando la re-centralización en vez de la prometida adaptación curricular.
Citas textuales:
"La ley se enmarca, como política de accountability,
en la tendencia actual de fabricación de nuevos mecanismos de centralización
a distancia, a través de un sutil pero penetrante estilo de control que
afecta a instituciones escolares y docentes." (Contreras y Corbalán,
2010, p.8)
"Estigmatización respecto de los resultados
alcanzados con el SIMCE, ampliamente difundidos, que conllevan la
categorización de la escuela, la que tiene consecuencias directas en las
limitaciones que se imponen al uso de recursos." (p.11)
"...si bien se desincentiva la exclusión,
esta práctica estaría igualmente ocurriendo, ya sea a través de la expulsión
informal de aquellos alumnos más difíciles de educar, es decir,
“sugiriéndole” que se cambie de establecimiento; ya sea dejándolo en manos de
profesionales de apoyo, como educadores diferenciales o psicólogos, que
resuelvan los problemas de los niños fuera del aula, para que retornen
“reparados” y el profesor pueda conseguir las metas que le han sido
impuestas." (Assaél, 2010, en Contreras y Corbalán, 2010, p.12)
" El sistema de administración municipal,
por su parte, no permite a las escuelas ser autónomas ni en la contratación
de docentes ni en la gestión del presupuesto, salarios, ni contenidos de los
cursos." (p.12)
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario