Vygotski, L. S. (1924). El
defecto y la compensación. En L.S. Vygotski, Obras escogidas, Vol. V:
Fundamentos de defectología (pp.41-58). Madrid: Visor.
Por
Pamela Cifuentes Urbina
La
idea de que la fuerza surge de la debilidad fue desarrollada en la psicología
individual o de la personalidad de Adler, en ella la supercompensación es el hecho
fundamental de la vida de un organismo y explica la transformación de la
enfermedad en un estado de mayor salud, implicando la superación de un peligro.
Considerando la psique como parte del sistema del organismo, la conciencia o
sentimiento de minusvalía generada por un defecto, es la fuerza motriz para
crear una sobreestructura psíquica con las funciones que permiten elevar su
eficiencia. El desarrollo de los momentos psíquicos llevan la conciencia de la
hipersalud a la transformación del déficit en inteligencia, capacidad, talento,
etc.
La
teoría de Adler está vinculada con la sociología revolucionaria de Marx, pues señala
que el desarrollo de la personalidad es impulsado por la contradicción de la
ley psicológica fundamental que se explica en la transformación dialéctica
desde un sentimiento subjetivo de inferioridad, proveniente de la insuficiencia
orgánica, en aspiraciones psíquicas a la compensación y la supercompensación.
Explica, al igual que Marx en lo social, cómo lo racional y superior surge de
lo irracional e inferior. Dicho desarrollo estaría basado en lo social y tiene
una orientación final, pues el destino de la personalidad está determinado por
las consecuencias sociales del defecto, por exigencias de la existencia social,
siendo cada acto psicológico comprendido dialécticamente en su vínculo con el
pasado y el futuro.
Desde
este enfoque la pedagogía psicológica individual es entendida como una práctica
que demuestra la verdad de las ideas y asegura que las fuerzas del desarrollo
están en la inadaptación infantil como fuente de supercompensación y por lo
tanto se entiende que la infancia adaptada disminuye el potencial del
desarrollo supereficiente de las funciones. También es relevante lo señalado
por Stern (1921) en relación a que no se puede deducir la anormalidad desde
alguna característica propia del portador, ni se le puede atribuir un único
origen, no existiendo la denominación "niño deficitario". Si se
piensa el defecto como ventaja, fuerza y aptitud (explicado por la oposición
entre el defecto orgánico y el deseo o sueño) se modifica la perspectiva
educativa.
La
educación no debe atenuar la dificultad provocada por el defecto, más bien debe
tensar todas las fuerzas que permiten compensarlo, facilitando así el proceso
gradual de formación de la personalidad desde esta nueva perspectiva, para ello
no solo es relevante el apoyo en las fuerzas naturales de desarrollo sino que
también se debe dar primacía al objetivo final de la plena validez social.
A
modo de esclarecimiento se indica primero que ese desarrollo dificultado por el
defecto puede lograr diversos grados posibles de compensación, también que la
teoría no implica una valoración positiva del sufrimiento sino que de su
superación, considerando como un bien la riqueza potencial del espíritu. Luego aclara
que no es el defecto en sí sino las dificultades derivadas de él las que se
compensan, y es mediante el desarrollo de una sobreestructura psíquica en vez
de una compensación puramente orgánica. Por último señala que la pedagogía
especial debe considerar que el defecto provoca una singularidad profunda en la
línea de desarrollo, por lo tanto se puede lograr lo mismo que en un niño
normal pero por vías y medios distintos.
Pavlov
señala que toda la vida está construida por el reflejo de su objetivo, que es
la protección de la propia vida. Y para que la educación contribuya al objetivo
necesita de la tensión al reflejo, que es representada por el obstáculo, ello
implica lo denominado como procesos dominantes, los que explican el mayor
potencial de supercompensación en deficientes.
Para
trabajar la supercompensación se toma en cuenta el grado de inadaptación como
también la riqueza y diversidad de funciones del niño, sin dejar de lado la
lucidez de criterio y las valoraciones realistas. El método de Sokolianski es
un buen ejemplo pues dándole mayor
relevancia a la orientación práctica y condicional en la educación logró que el
habla se volviera una necesidad fisiológica en sordomudos, un interés. La práctica
de la educación tradicional tiene tendencia a la conmiseración y amaestramiento,
por lo tanto está muy necesitada de ideas audaces y fortalecedoras que abran
camino a la superación y supercompensación del defecto considerando siempre su
innegable orientación social.
Comentario
personal:
La
teoría de la supercompensación es clave para la psicología y la educación en
niños con algún defecto, pues permite comprender que este trae consigo una
reorganización radical de toda la personalidad que acarrea nuevas fuerzas
psíquicas. El defecto es la fuerza motriz fundamental del desarrollo y objetivo
del proyecto de vida, por lo tanto a nivel pedagógico se deberá sacar provecho
de dicha energía psíquica ampliando, desde sus intereses, la variedad de sus
expectativas y su calidad de vida. Trabajando las herramientas que a nivel
sociopsicológico son necesarias según el desarrollo del propio niño y de sus
perspectivas, se le permitirá llevar a cabo sus proyectos de vida y lograr la
plena validez social.
Citas
del texto:
"El
camino al perfeccionamiento pasa a través de la superación de los impedimentos,
la dificultad de la función constituye el estímulo para su elevación." (Vygotski,
1924, pp. 43)
"
el objetivo de la vida del hombre en desarrollo y crecimiento, están
delimitados por la necesidad objetiva del cauce social y los márgenes sociales
de la personalidad." (pp. 45)
"...el
proceso de supercompensación está determinado enteramente por dos fuerzas: las
exigencias sociales que se le presentan al desarrollo y a la educación y las
fuerzas intactas de la psique." (pp. 55)
"Adler
(...) aconseja considerar cualquier acto en su vinculación con el plan de vida
única y con su objetivo final (...) considerar al individuo como la tendencia
encarnada al desarrollo" (Adler, 1927, en Vygotski, 1924, pp. 55)