miércoles, 5 de noviembre de 2014

Palabras sin voz

Poema de Willard J. Madsen

Tienes que ser sordo para comprender 

¿Qué se siente oír una mano?

¡Tienes que ser sordo para comprender!

¿Qué se siente ser un niño pequeño,

estar en una escuela, en un cuarto

sin ningún sonido con una maestra
que habla y habla y habla,
y luego se acerca a ti,
creyendo que has entendido lo que ella dijo?
¡Tienes que ser sordo para comprender! 

¿Qué se siente tener curiosidad,

tener sed de conocimientos

que puedas llamarlos tuyos,

tener un deseo interno

grabado en fuego en tu corazón,
y hacer una pregunta a tu hermano,
hermana, o a un amigo
y que el se te quede viendo
y diga "No importa"?
¡Tienes que ser sordo para comprender! 


¿Qué se siente tener que depender de alguien

que oye para telefonear a un amigo,

o hacer una llamada a un negocio,

y verte forzado a compartir algo tan personal,

y después saber que tu mensaje
no fue dado con claridad?
¡Tienes que ser sordo para comprender! 


¿Qué se siente ser sordo

y estar solo en una fiesta

en compañía de aquellos que pueden oír,

y tu sólo la pasas adivinando,

porque allí no encuentras a un amigo
que te ayude, y te desesperas tratando de entender
al mismo tiempo las palabras y las canciones?
¡Tienes que ser sordo para comprender! 


¿Qué se siente cuando en el camino de la vida

encuentras a un extraño

que habla con la boca como si fuera una línea,

y tu no puedes entender lo que dice,

no por el aspecto de su cara,
porque no lo conoces y te sientes perdido?
¡Tienes que ser sordo para comprender!
¿Qué se siente comprender unos dedos
que describen una escena,
unos dedos que te serenan,
que te hacen sonreír,
unos dedos que te hablan de esperanza,
con la palabra hablada de una mano que se mueve
que te hace sentir que tu eres parte del mundo?
¡Tienes que ser sordo para comprender!
¿Qué se siente oír una mano?
¡Tienes que ser sordo para comprender!




Con la lectura de éste poema podemos acercarnos a comprender las emociones, sentimientos y deseos que podría tener una persona que no pueden oír. No se sienten comprendidos, pues normalmente los otros no se detienen para hablarles a la cara, ni se esfuerzan por modular para que por lo menos puedan comprender algo de lo que se les quiero comunicar. Están deseosos de conocimiento de interacción, como lo estamos todos, de conocer personas, de sentirse queridos, de sentirse parte de algo, de comprender cosas, pero lamentablemente se les cierran las manos. 

Si las escuelas fueran abiertas a toda la comunidad, todos los profesores deberían prepararse en el manejo de distintas formas de comunicación, por lo menos en niveles básicos, y con la presencia de niños sordos en el aula los compañeros también tendrían la posibilidad de manejar esos lenguajes, lo que contribuiría como primer paso para ir generando un cambio en la filosofía educativa, pues también vamos a la escuela para aprender a compartir con otros y para comprender el mundo tal como es, diverso.

Extraído desde http://psv1.tripod.com/articulos/psv3.htm

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